por Adriana Celis
Foto cortesía Verónica Sánchez
En el área de Harrisonburg, Virginia, la Navidad llega con una bella capa blanca de nieve que anuncia el inicio de esta alegre festividad. Aunque el frío es duro y, para los latinos, se percibe más intenso, esta festividad se vive con un profundo sentido de fe, comunidad y servicio. Así lo comparte Verónica Sánchez, pastora y líder de la Iglesia Shalom en Waynesboro, VA, quien, junto a su esposo, ha dedicado gran parte de su vida al ministerio pastoral entre la comunidad hispana.
Verónica, de origen mexicano, reside en Harrisonburg desde hace 31 años. Junto a su esposo, Armando Sánchez, fue plantadora de las iglesias Enciende una Luz en Harrisonburg y Shalom en Waynesboro. Actualmente, su labor pastoral se concentra en esta última congregación. Un dato significativo es que ambos pertenecen a la segunda generación de graduados del Instituto Bíblico Anabautista en la región, lo que refleja una herencia de fe, formación y compromiso con la iglesia.
Para la Iglesia Shalom, la navidad es una oportunidad para recordar el verdadero significado del nacimiento de Jesucristo. Cada año celebran un servicio especial que incluye cantos navideños, un drama alusivo al nacimiento del Señor y, al finalizar, una cena de compañerismo abierta a la comunidad, especialmente para personas que viven solas durante esta época. «No queremos que nadie pase la Navidad sin un espacio donde se sienta acompañado», comparte la pastora.
Esta celebración litúrgica va más allá de lo religioso; es un recordatorio de que la iglesia puede ser hogar y brindar calor humano a quienes están solos, pues la pastora Verónica participa activamente en el programa WARM, una iniciativa que brinda refugio, alimentos y abrigo a personas sin hogar durante la temporada invernal. Este año, el programa se llevará a cabo del 15 al 22 de diciembre, y la Iglesia Shalom colaborará uno o dos días ofreciendo comida, desayuno y abrigos a quienes más lo necesitan.
En el ámbito personal, para Verónica, la Navidad también es un tiempo de gratitud y reflexión familiar. Su mayor deseo es compartir tiempo de calidad con sus hijos y nietas, reconociendo las bendiciones que Dios concede diariamente.
Al reflexionar sobre el mensaje navideño, la pastora recuerda el pasaje de Isaías 9:6:
‘’Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de Paz.’’
Finalmente, Verónica comparte una reflexión que conecta profundamente con la experiencia migrante: estas fechas pueden traer melancolía por la distancia de los seres queridos y los recuerdos dejados en los países de origen. Sin embargo, afirma que la fe en Jesús nos da la esperanza del reencuentro y la certeza de no estar solos, aún en la distancia. «Demos gracias por las bendiciones recibidas y por tener a nuestro mejor Consejero en el corazón», concluye.
