por Adriana Celis

Foto cortesía Iglesia Menonita Hispana
El pasado 30 de agosto, se celebró de manera virtual la Bienal de la Iglesia Menonita Hispana, un encuentro que reunió a participantes de distintas comunidades entre las 10:00 a.m. y las 3:00 p.m. (hora del Este), con un receso de una hora. Aunque inicialmente se pensó realizar el evento de manera presencial, las circunstancias llevaron a que se viviera en modalidad virtual, lo que no impidió que fuera un espacio significativo de reflexión, adoración y toma de decisiones importantes para el futuro de la iglesia.
Un llamado a la unidad en tiempos difíciles
Durante la jornada, Sue Park Hur, representante de MC USA, ofreció un mensaje enfocado en la necesidad de la unidad de la iglesia frente a los desafíos sociales que actualmente atraviesa el país. Subrayó que en medio de la incertidumbre, las divisiones y los conflictos, el pueblo de Dios está llamado a caminar en esperanza y solidaridad.
En sus palabras, recordó a los asistentes que “Dios es nuestro amparo y fortaleza en los momentos más difíciles”, una verdad que debe sostener a la comunidad de fe. Invitó además a no dejarse dominar por el miedo, sino a mantener los ojos puestos en Dios, confiando en que Él acompaña cada proceso y cada situación.
Elección de la nueva junta directiva
Uno de los momentos centrales del evento fue la elección de la nueva junta de la Iglesia Menonita Hispana, un proceso que marca el rumbo de la organización en los próximos años. Los elegidos fueron:
Juan Montes, Director Ejecutivo
Rosa Solís, Secretaria
Sergio Nava, Director de Finanzas (Tesorero)
Misael Araujo, Moderador electo
Margie Mejía Caballero, Moderadora
Fernando Ramos Representante ante la junta ejecutiva de la iglesia Menonita USA
David Bonilla Vocal
Aurora Parchmont Vocal
Con esta nueva junta, se espera fortalecer la misión y visión de la iglesia, acompañando a las congregaciones hispanas en su crecimiento, formación y testimonio en las diferentes comunidades donde sirven.
Un encuentro de fe y compromiso
La Bienal no solo fue un espacio administrativo y organizativo, sino también una experiencia de fe compartida. La virtualidad permitió que voces de distintas regiones se unieran en un mismo espíritu, confirmando que la distancia no limita la comunión ni el compromiso con el llamado de Dios.
El evento cerró con un ambiente de gratitud y expectativa, reafirmando el propósito de seguir caminando juntos como iglesia, confiando en que el Señor guía cada paso y abre caminos de esperanza en medio de los retos actuales.