Durante la celebración del aniversario de la Iglesia Vida Nueva, Josué González acompañará a seis iglesias en Oregón mientras deciden cómo afiliarse a las conferencias de MC USA.
por Adriana Celis

Foto cortesía de Josué González
El próximo 28 de junio, la Iglesia Vida Nueva de Oregon celebrará su aniversario bajo el liderazgo del pastor Misael Naranjo. Con motivo de esta fecha especial, se ha extendido una invitación a diversas iglesias de la región para compartir juntos un tiempo de meditación bíblica, comunión pastoral y diálogo sobre el futuro de sus congregaciones.
En el marco de esta celebración, Josué González Moderador de la Iglesia Menonita Hispana (IMH), tendrá el privilegio de visitar esta comunidad y acompañarlos en este momento significativo. Su visita será una oportunidad para escuchar, aprender y compartir con las iglesias locales, en especial con aquellas que están explorando su identidad eclesial y buscando orientación sobre cómo establecer vínculos más profundos con la familia menonita.
Actualmente, en esta nueva red de comunidades de fe en Oregon —de la cual hacen parte aproximadamente seis iglesias, incluida Vida Nueva— hay un interés creciente por encontrar formas de afiliación con alguna Conferencia Menonita del Centro o del Pacífico. Surgen preguntas sobre los pasos a seguir, los requisitos y, sobre todo, cómo estas alianzas pueden fortalecer su caminar espiritual y misional.
La visita de Josué tiene como propósito acompañar pastoralmente, brindar un espacio seguro para expresar sus inquietudes y discernir, desde sus propias experiencias, cuál es la organización con la que desean caminar. También será un momento para reconocer las vivencias del pasado que podrían influir en su decisión de afiliarse o no, y para pensar en nuevas formas de fortalecer los lazos entre iglesias hermanas.
Lo que más inspira de esta iniciativa es el deseo genuino de estas congregaciones por aprender, crecer y caminar juntas. Es un gesto de apertura, de búsqueda y de esperanza. Acompañarlos en este proceso no solo es un privilegio, sino una oportunidad para tejer comunidad, renovar la visión compartida del Evangelio y extender puentes de apoyo entre hermanos y hermanas en la fe.