por Javier Márquez
El próximo jueves 27 de junio en Medellín se celebrará un conversatorio interreligioso en conmemoración de los 500 años del surgimiento del movimiento anabautista. Esta iniciativa nace del deseo de diversas comunidades religiosas por honrar, de manera sencilla pero profundamente sentida, el legado de esta corriente cristiana que desde el siglo XVI ha defendido la paz, el discipulado radical y la comunidad como expresión del Evangelio.
El evento es organizado por el Centro de Fe y Culturas de Medellín, una institución jesuita, conjunto con la Comunidad Anabautista de Medellín y el colectivo Diálogo Interreligioso, Ateo e Intercultural de Medellín. También cuenta con el apoyo de la Conferencia Menonita Mosaico (EE.UU.), y de otras comunidades católicas, anglicanas, metodistas y anabautistas. Mujeres de la comunidad anabautista local han sido quienes impulsaron esta celebración, que se desarrollará en forma de conversatorio abierto con participación de representantes de diferentes tradiciones religiosas, personajes públicos y miembros de las comunidades anabautistas en Colombia.
Carlos Sánchez, pastor de la Comunidad Anabautista de Medellín, expresó: «Queremos compartir los aprendizajes, el valor y el presente de nuestra iglesia en el mundo, y hacerlo en diálogo con otras tradiciones que también buscan vivir el Evangelio de manera auténtica».
Este encuentro en Medellín se suma a las celebraciones globales, como la realizada recientemente en Zúrich, Suiza, cuna del movimiento anabautista. Allí, el Papa León XIV envió un saludo especial a la comunidad anabautista, invitando a católicos y menonitas a vivir con “honestidad y amabilidad” al reflexionar sobre su historia compartida, incluyendo las heridas del pasado. En su mensaje, el Papa destacó el lema de esta conmemoración —El valor de amar— como un llamado al amor, la unidad cristiana y el servicio al prójimo. Afirmó que sólo mediante un testimonio unido podremos construir una “civilización del encuentro” en un mundo herido por la división y la violencia.
La jornada en Medellín será un espacio para mirar hacia atrás con gratitud, hacia adelante con esperanza y hacia los lados con apertura al diálogo y la colaboración. Que esta celebración sea semilla de reconciliación, paz y testimonio fiel del Reino de Dios, como lo soñaron los primeros anabautistas hace cinco siglos.