Del 30 de mayo al 1 de junio, líderes y pastores de la Conferencia Menonita Mosaic se reunieron para Oasis, una conferencia en Tampa, Florida.
por Javier Márquez

Foto cortesía por Javier Márquez
Del 30 de mayo al 1 de junio, más de 45 líderes y pastores de la Conferencia Mosaico se reunieron en Tampa, Florida, para vivir una experiencia única: Oasis, un encuentro intercultural diseñado para fortalecer vínculos, renovar fuerzas y formarse juntos en el camino del liderazgo cristiano. Esta fue la primera versión ampliada de un evento anteriormente conocido como Renewing Nations and Generations, ahora parte de la iniciativa Vibrant Mosaic.
Durante tres días, representantes de más de 20 congregaciones participaron en dinámicas de aprendizaje, adoración y diálogo en comunidad. El corazón del evento fue su enfoque multicultural, que permitió experimentar el Reino de Dios de manera tangible, a través de una comunidad diversa unida por un mismo Espíritu.
Para muchos asistentes, este espacio fue una verdadera fuente de renovación espiritual. Personas de diferentes trasfondos culturales y lingüísticos —desde Estados Unidos, Colombia y Vietnam hasta Honduras, Rusia, Indonesia Venezuela, Cuba y más— compartieron no solo cantos en múltiples idiomas, sino también comidas, testimonios, caminatas al atardecer y momentos sencillos pero profundos que reflejan el amor de Dios.
Esta experiencia fue significativa para José González, miembro del equipo intercultural de Mosaico, quien expresó: «El tiempo fue muy bueno. Esa oportunidad de compartir con los hermanos y líderes de Mosaico y el comité intercultural es de gran utilidad para nuestra vida espiritual. Ya conocemos ese versículo: “¡Cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!”». El pastor Carlos Sánchez, quien viajó desde Medellín para asistir por primera vez, describió el evento como un tiempo de “armonía en el Espíritu” donde, a pesar de las diferencias de idioma, se sintió la unidad y el mover del Espíritu Santo.
Más allá de las enseñanzas y talleres, fue la convivencia cotidiana la que marcó a muchos: la oportunidad de conocer a otros líderes, compartir luchas similares, reflexionar sobre temas de identidad y misión, y reconocer el llamado de Dios a caminar juntos, especialmente en contextos de migración, marginación y resiliencia.
El domingo de Pentecostés se vivió un cierre poderoso en la Iglesia Menonita Homestead, donde congregaciones locales y visitantes se reunieron para adorar juntas. Los mensajes, la hospitalidad y el compañerismo fueron señales claras de que el Reino de Dios está cercano: personas de muchas naciones y lenguas adorando un solo nombre en un mismo Espíritu.
Marta Castillo, ministra asociada ejecutiva, afirmó que lo vivido ese día fue un anticipo de la visión celestial del Apocalipsis: personas de todas las tribus, lenguas y naciones adorando al Cordero.
El evento también dejó una fuerte impresión para la pastora Viviana Ávila, de Resplandece Mennonite Church, quien resaltó cómo Dios habló a su corazón sobre la resiliencia en la fe y el llamado a estar del lado de los vulnerables, sin dejar que las heridas o diferencias culturales opaquen el testimonio de esperanza.